de San Alberto Magno de Vallecas
De la cruz donde murió Jesucristo, sólo conservamos el palo horizontal, y está troceado por todo el mundo. Es llamado el Leño de la Cruz, Lignum Crucis o Veracruz. Pero, ¿qué fue de este leño después del fallecimiento y resurrección de Jesucristo? En este artículo te cuento brevemente las líneas generales de la historia de la Cruz.
Cuando Santa Elena viajó con su hijo el emperador Constantino a la tierra de Jesucristo en el año 326 D.C, buscó junto al obispo de Jerusalén, Macario, el Calvario -la roca donde fue crucificado-, y lo encontró relativamente rápido porque, por la tradición, se sabía que se encontraba debajo del templo de Venus, que había mandado construir el emperador, de origen hispano, Adriano, en el año 136 D.C.
Junto al calvario se encontró un depósito de agua, donde había tres leños, que se identificaron como los del ladrón bueno y malo, y el de Jesucristo. Dice la leyenda que supieron cuál era de cada uno al traer a un enfermo y pasar los maderos por encima de él. Cuando pasó por encima del enfermo la de Gestas (el ladrón malo), empeoró. Cuando pasó la de Dimas, mejoró. Y cuando pasó la de Jesucristo se curó. Cada 7 de mayo celebramos este descubrimiento que se llama la fiesta de la Invención de la Cruz.
La emperatriz y su hijo Constantino hicieron construir en el lugar del hallazgo una gran iglesia, la llamada Basílica del Santo Sepulcro, en la que guardaron la reliquia de la Cruz. Fue en septiembre del 355 D.C. cuando se consagró la basílica. Se custodió y veneró hasta que fue robada por los Persas, al mando del emperador de Cosroes II, en el 614 D.C. El 14 de septiembre del año 628, el emperador Bizantino Heraclio rescató la Santa Cruz de manos de los persas y la devolvió a Jerusalén. Heraclio quiso subir el leño de la Cruz por el Calvario, pero no pudo. El patriarca (obispo también llamado) Zacarías, que iba a su lado, le indicó que se quitara sus ropajes y que vistiera de manera humilde. Y entonces sí pudo cargar con la cruz. Esta fiesta se celebra en esa fecha y se llama “Exaltación de la Cruz”.
La Santa Cruz -para evitar nuevos robos- fue partida en varios pedazos. Uno fue llevado a Roma, otro a Constantinopla, un tercero se quedó en Jerusalén. Otro se partió en pequeños trozos como el de Santo Toribio de Liébana y también en pequeñísimas astillas, para repartirlas en diversas iglesias del mundo entero, que se denominan como Lignum Crucis.
Varios estudios de estos restos, indican que la madera es del Cupressus Sempervirens L, una variedad de ciprés autóctona de Palestina, con una antigüedad de más de 2.000 años.
Una bonita costumbre en el día de hoy, consiste en decorar con flores las cruces de las iglesias.
Álvaro Gil Ruiz
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