El 13 de mayo de 2021 se cumplen 40 años del atentado contra Juan Pablo II. El Papa salió con el papamóvil a recorrer una repleta plaza de San Pedro por una multitudinaria audiencia. Cuando el terrorista Ali Agca le disparó tres veces. Un disparo fue a dañar el brazo derecho, otro en el dedo índice izquierdo y el más grave en el abdomen. El agresor no intentó huir, no se sabe por qué. Fue capturado por la Gendarmería vaticana y entregado a la policía italiana, con mucha dificultad. Porque algunos asistentes querían tomarse la justicia por su cuenta. A continuación el papamóvil salió a toda velocidad hacia el hospital Gemelli. El pistolero no logró dañar el corazón del Papa. Juan Pablo II atribuyó su salvación a la Virgen María. Por ser ese día la Virgen de Fátima y porque tenía una gran piedad mariana. Que se muestra, por ejemplo, en la M de su escudo episcopal, entre otras muchas y continuas muestras de cariño que tuvo con su madre del Cielo.
El 12 de mayo del año siguiente, ya recuperado, el Papa viajó al santuario de Fátima para dar las gracias a la Virgen por el favor concedido por ella y para colocar la bala del atentado en la corona de la Virgen de Fátima. Cuando estuvo apunto de sufrir otro atentado ese día por parte de un fanático. Que gracias a Dios quedó en nada.
El 27 de diciembre de 1983 Juan Pablo II visitó a Ali Agca para mantener una conversación y para perdonarle.
¿Quién estaba detrás de este terrorista?
No está claro. Agca en un principio dijo que la Santa Sede. En sus memorias cambió y acusó al Ayatollah Jomeini de ser el responsable. Y algunos como el vaticanista Antonio Pelayo dicen que: “Los investigadores sostienen que los búlgaros que protegían a Ali Agca eran agentes enviados por la KGB rusa”.
El hecho es que son muchos los que piensan que Juan Pablo II es uno de los grandes actores de la desaparición del comunismo en los países del Este. A la vez que caía el muro de Berlín en 1989 desapareció el comunismo en Polonia y otros países de Europa Oriental como Hungría, Checoslovaquia, Rumania, Bulgaria,.. Dos años después en 1991 cayeron también Albania, Yugoslavia y URSS. ¿Cuáles fueron las armas en la batalla cultural? Juan Pablo II supo rezar con intensidad, vivir con coherencia y exponer de manera brillante las ideas que asentarían un humanismo del que carecían estos países que sufrieron esta ideología.
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