El 8 de diciembre celebramos el dogma de la Inmaculada Concepción. Porque ese mismo día de 1854 el Papa Pío IX ( Pío nono) declaró el dogma sobre la Inmaculada Concepción de la Virgen con la bula 'Ineffabilis Deus'. La Inmaculada Concepción es uno de los cuatro dogmas marianos: la maternidad divina, la virginidad perpetua y la asunción al cielo en cuerpo y alma.
Inmaculada viene de sin mácula, sin mancha de pecado. En España existe el privilegio de las vestiduras azules en este día.
Pero muy pocos saben que el motivo de que sea el 8 de diciembre y no el 27 de marzo o el 3 de abril es el milagro de Empel.
Este milagro tuvo lugar en la noche del 7 y 8 de diciembre de 1585, en la época de Felipe II. Durante la Guerra de los Ochenta en los Países Bajos (Conocida en España como guerra de Flandes y en los Países Bajos como guerra de independencia de los Países Bajos). Concretamente se encontraba el Tercio Viejo de Zamora de 5000 hombres, comandado por el maestro de campo Francisco Arias de Bobadilla, en la isla de Bommel, situada entre los ríos Mosa y Waal. Estaban en inferioridad numérica y con escasez de víveres frente a las tropas del almirante Holak. Encima fueron rodeados en el monte Empel. Allí cavando trincheras, para prepararse para la batalla, encontraron una tabla flamenca de la Inmaculada. Colocaron la imagen en un improvisado altar y el Maestre Bobadilla, que tenía aprecio a la Virgen, pidió a sus soldados que rezaran a la Virgen Inmaculada por la victoria. Durante la noche ocurrió el siguiente milagro. Llegó un viento gélido que congeló las aguas. De tal manera que los tercios españoles se dieron cuenta de esto, pudieron atravesar los ríos a pie y coger desprevenidos a sus adversarios. Obtuvieron una victoria tan contunden que el almirante Holak llegó a decir: «Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro». Aquel mismo día la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios españoles en Flandes e Italia.
Desde entonces es considerada la patrona de España y del ejército de tierra. Se celebró por primera vez en España en el año 1644, pero fue declarado como día festivo y dogma, como hemos dicho, el 8 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX.
Para celebrar la fiesta se celebran 9 misas empezando el día de San Andrés, hasta el día de la fiesta.
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