El primer belén del mundo y los belenes napolitanos en España.
Se cumplen 800 años del primer portal de belén. ¿Cómo surgió esta idea? Partió de San Francisco de Asís. Después de su viaje a Tierra Santa, decidió hacer en Greccio, población italiana cercana a Roma, una escenificación de la primera Navidad.
Cuentan las fuentes franciscanas que quince días antes de la Navidad pidió ayuda a un hombre llamado Juan, habitante de esta localidad, diciéndole: «Deseo celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno». Éste decidió ponerse manos a la obra al oír estas palabras de San Francisco, para construir un escenario y elegir a personas que representaran a los personajes del nacimiento. Fue un belén viviente.
Y así fue como se representó por primera vez el hecho más trascendental de la historia, para contemplarlo fueron hombres y mujeres de la zona con flores y antorchas y participaron de esta celebración que además incluyó una Eucaristía.
Sesenta años después, el escultor y arquitecto florentino Arnolfo di Cambio esculpió, por encargo del Papa Nicolás IV, ocho figuras en mármol para acompañar el auténtico pesebre del Niño Jesús, que se encontraba en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.
Esta costumbre llegó pronto a Castilla, de manos de los franciscanos. Con la misma idea que San Francisco, ayudar a rezar a los religiosos y a los visitantes a los conventos. En Aragón llegó sobre el 1300, y existe un documento que afirma que en 1475, había un vendedor francés de figuras del belén, en el pórtico de la Iglesia de Santa Catalina en Barcelona.
Con el tiempo fueron ganando importancia los belenes napolitanos, caracterizados por su movilidad en el cuerpo, gracias al alambre, y por su cara, manos y pies de porcelana.
El belén napolitano más antiguo conservado en España es el Belén de Jesús de Palma de Mallorca del siglo XV.
Carlos III fue un gran impulsor de estos belenes napolitanos y de la idea de belén tal y como los conocemos ahora. Hasta entonces se centraban en gran medida al ámbito religioso, pero gracias a él se popularizó presentarlos como un diorama que representa la escena del primer nacimiento para el conocimiento general y el disfrute y visionado de todos.
En las navidades de 1760 se montó un belén en el palacio del Buen Retiro de Madrid. Carlos III lo hizo para su hijo, Carlos IV. De aquel primer belén se conservan unas 80 piezas. Pero ha ido aumentando con figuras de talleres tradicionales de Nápoles, y con elementos propios talleres de Patrimonio Nacional, como las verjas de hierro, edificios, miniaturas de los Stradivarius, libros, esculturas y cuadros.
Cada año el palacio Real abre sus puertas al público para poder visitar esta maravilla que reúne más de 200 figuras.
Patrimonio Nacional abre tres belenes más en Madrid en Navidad. El belén del Monasterio de La Encarnación, el Belén de las Descalzas Reales y el del Monasterio de Santa Isabel.
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